viernes, 16 de diciembre de 2011

Who are you?

-¿Se conocen?-
Un Silencio incómodo
Puedo notar como haces una mueca, una mueca tan sutil que creo que solo yo me he dado cuenta. Abres la boca para responder pero no dices nada.
Yo no te conozco, Freddy, ya no.
La chica que te acompaña me ha mirado, te ha mirado a ti… parece confundida.
¿Quién es ella? ¿Tu novia?
No lo creo. Tú no eres ese tipo de chico; quizá sea algún romance esporádico, seguro que la haz conocido esta misma tarde.
¿Me equivoco? ¿No?… lo sabía.
¿Cómo está tu hermana? ¿Vive aun en Iowa? ¿Termino ya la universidad?
No me mires de ese modo Fred, no lo hagas.
Vamos Freddy, déjalo ya, sabes que esa mirada ya no tiene ningún efecto sobre mí.
-¿Se conocen?
¿Nos conocemos?
No, yo no te conozco, ya no.
Ninguno de los dos ha dicho nada.
Me miras, la miras a ella… tú estas confundido también, lo noto…
Esbozo una sonrisa torcida (esa sonrisa que a ti tanto te gustaba ¿Te acuerdas?)
Te miro, la miro a ella… Yo no estoy confundida Fred, ya no lo estoy.
Niego con la cabeza
-Para nada
Me miras, ella también me mira.
¿Nos conocemos?
Me hubiese gustado decir que sí, me hubiese gustado decir que te conocía, que aun te conozco.
Me hubiese decir tantas cosas sobre nosotros, sobre cuanto solíamos conocernos.
Me hubiese gustado decir que nos conocíamos, que éramos somos amigos.
Pero la verdad, Fred, es que tu y yo ya no somos nada.
Y yo ya no te conozco.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Like a dream and a nightmare coming true

¿Reina? No cariño, nada de eso.
Jaqueline Siegfried no es una reina ella es mucho más que eso.
Los JIMMY CHOO resuenan por el pasillo, abriéndose paso al caminar; ahora haz favor de apartarte, que estas en su camino.
Jaqueline no es ninguna princesa de cuento de hadas, ella es mas como la bruja de Blanca Nieves, solo que en su cuento Blanca Nieves está muerta y ha regado con su sangre las flores de jardín.
(¿Sigues creyendo que es una chica adorable?)
Jaquie (como algunos tienen el privilegio de llamarla), aquella chica de grandes ojos azules y sonrisa prepotente; mas astuta que rica, más bonita que astuta, mas manipuladora que bonita y mas mentirosa que nada.
¿Reina? No cariño, nada de eso.
Jaqueline Siegfried no es una reina ella es una diosa.
(Like a dream and a nightmare coming true)

sábado, 3 de diciembre de 2011

Our secret♥

Lo nuestro es un secreto.
Lo nuestro es como el susurro del viento en un soleado día verano, lento, suave.
Lo nuestro, cariño, es como una media sonrisa, discreta, sencilla, delicada.
Lo nuestro es como el sonido de una risa ahogada,  casi imperceptible, cariñosa.
Lo nuestro es como el olor a margaritas cuando, sentada en el jardín, el viento sopla; hace volar los dientes de león, llevando a mí el aroma de las flores, y me acuerdo de ti y tu sonrisa, la forma en que me miras, reservada y sincera.
¿Alguna vez te detuviste a pensar que significa en realidad una sonrisa?
Lo nuestro es una canción que se escucha pero no se canta, un silencio envolvente y delicioso.
Lo nuestro es el sabor de una mirada, inexplicable y placentera, como tu voz cuando te escucho hablar, decir palabras que en realidad no pronuncias…
…Implícito es una palabra encantadora.
Lo nuestro es como un silencio cálido, una oscuridad plagada de estrellas.
Lo nuestro es una armonía de notas; cada una por sí sola no es más que una lágrima, pero juntas forman una melodía sublime.
Lo nuestro…
Lo nuestro es tan difícil de explicar, tan extraordinario y fantástico que me parece casi imposible…
…Casi

The nightmares Queen


Es ella; la chica de los labios rojos, la que no es más que una niña de sonrisa cínica y ojos claros. La miras: vas a rogarle que se quede, a pesar de que sabes que es una pesadilla, a pesar de que sabes que te está haciendo un favor.
Va a contarte una historia, una historia que te hará llorar y todo lo que dirá es mentira; es que a ella la verdad la mata porque ella misma es una mentira y cuando te escucha hablar tiembla (tu voz la quema).
Son solo palabras (no escuches) palabras de sal, de sueños, de cristal.
Va a cerrar la puerta y entonces tú te darás cuenta que no era más que una canción de notas desafinadas (lagrimas y silencios).
¿Y ella? Ella seguirá siendo una ilusión; buscara otra cama donde dormir, otra pesadilla donde vivir, otro vestido rojo, besara otros labios; lo hará todo de nuevo (una y otra vez) y seguirá robándose los sueños de las personas, porque ella es la chica de los labios rojos, la que no es más que una niña de sonrisa cínica y ojos claros.

viernes, 2 de diciembre de 2011

She is nobody

Ella tiene algo.
No sabría decir que es, pero tiene algo…  te atrapa, no te deja ir.
Solo hace falta mirarla.
Quizá sea la forma en que sonríe. La manera en que se curvan sus labios rojos, una sonrisa torcida, engañosa, una sonrisa de serpiente.
Tal vez sea algo en sus ojos, esos ojos grises, fríos, casi inexpresivos, pero aun así tan cautivadores; una mirada fatal y audaz… es imposible escapar de ella.
Puede ser la forma en que camina, contoneándose ligeramente, te marea. Esa forma de pasar, como si flotara.
Posiblemente sea el sonido de su voz, como un susurro o, más bien, como un zumbido, sus palabras resuenan en tu mente una y otra vez, no puede sacártela de la cabeza.
Quizá haya algo en su risa, como un tintineo, una canción de cuna, una melodía suave.
Cada vez que la vez es una persona distinta.
Eso es lo que a mí más me gusta, La forma en que cambia su sonrisa, su voz, su forma de andar.
Nunca sabrás quien es…
Porque en realidad no es nadie.

A World Made Of Nightmares



Cuando ella cierra los ojos el mundo se transforma.
(Torres de marfil y cielos sin nubes)
Cuando cierra los ojos la realidad se convierte en sueños… ella sueña
Sueña con historias de amor, novelas de misterio, cuantos de hadas.
(Palabras que no se escuchan… porque nunca serán pronunciadas)
Sueña con mama y con papa, a veces incluso puede verlo todo de nuevo; con todo y la pistola, la sangre, la patrulla y el ruido.
(Una pesadilla tan real que se pega a las paredes de la habitación, te mira desde lejos, te persigue, puedes verla cuando despiertas)
Sueña con uno mundo distinto a ese, uno con mas color o, a veces, uno en blanco y negro.
(Un silencio demasiado ruidoso)
Sueña con monstruos o con princesas y  con guerreros y brujas
(Por alguna razón que ella no puede –no quiere- entender, ella siempre es la bruja)
Sueña con castillos, tan altos que desde la punta se puede ver el mundo entero; los muros se alzan sobre las un nubes y nadie puede alcanzarlos
(Por fin a salvo)
Otras veces sueña con personas, personas que no conoce y ella puede verlas, pero ellas no pueden verla.
(Ella es un fantasma)
Alice es una soñadora por naturaleza
(Aunque la mayoría de sus sueños sean en realidad pesadillas)
Algunas veces sus sueños están hechos de azúcar, algunas veces están hechos de algodón, pero algunas veces están hechas de sangre.
(Una sonrisa, un suspiro, un final)
A ella estos últimos son los que más le gustan; Sueños en los que ella es una reina vestida de seda púrpura y con los labios pintados de color rojo sangre
(El mismo color que corre por los ríos de su castillo, el mismo color de las rosas del jardín)
En estos sueños rojos Alice se convierte en una asesina,  puede hacer rodar la cabeza de quien quiera con solo chasquear los dedos.
Cuando despierta, todo desaparece y ella vuelve a ser nada más que una niña rubia, sola, asustada.
(Un conejo blanco que intenta correr, pero no puede moverse)
Porque Alice será siempre parte de un sueño.
(No podrá existir jamás, pero tampoco podrá dejar de hacerlo)
Ella misma es una ilusión.
(Una muñeca que alguna vez alguien soñó, una melodía olvidada)
Alice es una fantasía, atrapada por siempre en su propio
 país de las pesadillas.

lunes, 28 de noviembre de 2011

El supermercado no es para genios



¡Mira que monada!-Exclama Melanie Shaw con voz dulce y alegre mientras descuelga una bonita chaqueta azul de un perchero de repleto de bonitas chaquetas azules- Incluso tiene un bolso que hace juego- Dice señalando el bolso azul que se encuentra en una repisa encima de perchero.
Mientras Melanie (o Mel, como le dicen algunos) se mira en el enorme espejo de la tienda departamental con la chaqueta puesta, Angelique Huges se limita  mirarla con la expresión completamente indiferente de siempre y no hace más que asentir cuando la castaña le pregunta si la prenda le va bien, al tiempo que Jessica Schmidt (quien, aunque es nueva en eso de salir con las amigas, parece estarlo llevando bastante bien) Observa, totalmente intrigada y fascinada a la vez, una chaqueta polar de doble vista*, y se entretiene dando vuelta a la prenda y volviéndola a la normalidad una y otra vez.
Ah y también está Anthony Cain, sentado en la pequeña banca que se encuentra junto al probador, rodeado de vestidos y camisetas y las bolsas de compras que ha tenido que llevar todo el día. No es que a Anthony le apasione esto de las compras (uno puede darse cuenta de ello por la expresión de aburrimiento e intensa agonía que se lee en su rostro) pero ha tenido que acompañar a Jessica (pues su madre ha prohibido rotundamente que esta vuelva a salir si no es en compañía del chico) además que la misma Jessica le había pedido que la acompañara y Melanie y Angelique no pensaban oponerse (No después de lo que había pasado la última vez).
Tony lanza el trigésimo bostezo del día antes de que su mejor amiga se voltee a mirarlo con una enorme sonrisa pintada en los labios (de esas que le nublan a Tony la vista) mostrándole la chaqueta de doble vista como si fuera un descubrimiento apoteósico.
-Quiero una de estas- dice la chica con más emoción de la necesaria- ¿Puedo tener una?
Anthony asiente con una leve sonrisa, a pesar que sabe que a la chica se le está agotando el dinero que le dio su madre esta mañana y que el acabara pagando al final de la tarde, no le importa, ni siquiera lo piensa, está demasiado ensimismado mirando la forma en que su mejor amiga da saltitos de alegría como una niña pequeña.
-.-.-.
Son las seis treinta y siete de la tarde, Caroline Matthews no puede dejar de mirar el reloj que cuelga de la pared. Con los brazos cruzados y el entrecejo fruncido, golpea rítmicamente el suelo con el pie derecho.
El reloj cambia, el minutero se mueva apenas unos milímetros.
Son las siete treinta y ocho, Caroline Matthwes se levanta bruscamente del asiento y grita escandalosamente, totalmente furibunda, despotricando contra el mundo entero.
-¡Es ofensivo tener que soportar las injusticias a las que nos someten las acciones tiránicas de los más ricos! ¡Este lugar es un insulto a nuestra sociedad comunista! ¡Este lugar es un insulto a los derechos por lo que murieron nuestros padres! ¡¿Tenemos acaso que soportar este abuso?! ¡¿Debemos tolerar este sistema de despotismo?!- La mayoría de los presentes miran a la pelirroja con expresión de terror, a excepción de un chico algo menor que ella (vestido como alguna especie de gótico Punk) que se levanta gritando algo sobre anarquía y una mujer mayor que al levantarse ah tirado la bolsa del mandado.
El gerente de turno se asoma por la puerta que da a la salita de espera donde se está formando una especie de revolución, cuando sale de la oficina su mirada se posa inmediatamente en la chica pelirroja que, parada sobre una silla, da un discurso sobre derechos del consumidor; El hombre lanza un suspiro cansino mientras camina en dirección a la chica murmurando –Pero si es Matthews otra vez.
Niega lentamente y se aprieta las sienes con los dedos índices.
No parece muy feliz de verla.
-.-.-.-.
Helado- dice la chica rubia en un tono bajo y misterioso que provoca que sus amigos la miren con extrañeza, incluso Tony, que está acostumbrado a esa clase de escenas la mira con una sonrisa y una ceja alzada.
Los cuatro adolescentes caminan sin rumbo por la plaza comercial cuando escuchan el sonido de una voz demasiado familiar, ahí, a su derecha, golpeando violentamente la puerta de entrada de un local de servicio al cliente de la plaza comercial se encuentra Caroline Matthews, soltando improperios y una que otra frase sacada de un discurso presidencial de los 60’s.
Los cuatro se miran entre sí como tratando de decidir qué hacer, al final Tony se acerca cautelosamente a la chica y le habla despacio, pues no tiene intenciones de ser el próximo objetivo de la ira de Matthews (al igual que la pobre puerta).
-Eh, Matthews, ¿Todo bien?- La chica lo mira y deja de golpear la puerta por un instante para responder- Para nada, ¡me han estafado! ¡Me niego a ser una víctima más del despotismo comercial del siglo XXI!- Tony enarca una ceja y mira con curiosidad al dependiente del negocio, un chico apenas mayor que ellos, que bloquea la puerta desde adentro para evitar que la chica entre al local.
-La máquina expendedora del área de comida se ha tragado su cambio- explica el chico detrás de la puerta, Tony asiente
-Vamos Carol, déjalo ya, estamos de compras, ¿Por qué no te nos unes?- sugiere amablemente Melanie, como siempre con una sonrisa.
Después de considerarlo por un instante Caroline Matthews asiente y comienza a caminar junto a los demás, no sin antes gritarle al pobre chico una amenaza escalofriante, tan aterradora que le hiela la sangre…
-¡Volveré!
-.-.-.-.-
-Claro muñeca, incluso soy cinta negra, practico todos los día después de encerar mi convertible y de ayudar a los huérfanos en un…- Charles Burnett calla de súbito, la bonita chica castaña con la que hablaba hace apena un momento lo mira fijamente, carraspea y luego lo llama por su nombre, pero Charles hace caso omiso, sus ojos no se partan del grupo de chicos que caminan a solo unos metros de distancia, sobre todo en la rubia menuda que come alegremente un cono de helado de chocolate, ni siquiera parpadea.
-Eh… lo siento- dice al cabo de un momento- yo… los huérfanos… debo irme…. Con… eso- y sin más disculpa que esa frase pobremente estructurada y ante la sorpresa de su acompañante Charles Burnett sale disparado en dirección a la heladería.
-.-.-.-.
Caroline Matthews frunce el ceño a tal punto que sus cejas casi se tocan.
-¿Qué se supone que estás haciendo tu aquí Burnett?- Charles Esboza una sonrisa burlona y prepotente.
-No te preocupes Matthews, no estoy aquí por ti, no tienes tanta suerte.
Caroline suelta un “Ya quisieras” por lo bajo y desvía la mirada.
Entonces Charles mira a Jessica Schmidt y prepara su mejor sonrisa de playboy.
-¿Qué hay Jess?- La rubia levanta al fin la vista del helado de chocolate para encontrarse con los ojos castaños de su compañero-
-Hola Burnett- dice con total naturalidad y vuelve a mirar el helado, que comienza a derretirse. Charles hace una mueca.
-Ya te he dicho que me digas Charles, o Charlie, pero no Burnett es demasiado…. Impersonal- La chica vuelve a mirarlo.
-Pero todos te llaman así- responde sin inmutarse. De nuevo no ha pillado las indirectas (bastante directas) de Charles Burnett, quien reprime las ganas de lanzar un bufido.
-Ya, pero es que ellos no me agradan, por eso no pueden llamarme Charles, tu si me agradas Jess- Aquello ni siquiera podía considerarse un indirecta, aun así la chica no lo toma a mal, se encoge de hombros.
-A mí sí me agradan-dice Jessica perdiendo el hilo de la conversación, deja colgado a Charles mientras comienza a hablar quedamente con su cono de helado, pidiéndole por favor que pare de derretirse.
Derrotado y ante la mirada burlona de Anthony Cain, Charles Burnett se deja caer cansinamente sobre uno de las coloridas sillas de la heladería.
-.-.-.-.
-Abuela, las verduras en conserva no son causa de cáncer- David Powell trata inútilmente de convencer a su abuela conduciendo el carrito de compras a través de los pasillos del área de enlatados del supermercado.
-Te habla la voz de la experiencia muchacho- replica la anciana- yo conocí a una mujer que estuvo enferma por consumir esa basura en lata…- la mujer hace una pequeña pausa, dudando- o quizá solo le dio un sarpullido… no lo recuerdo
El chico pone los ojos en blanco, no es como que acompañar a su abuela a hacer las compras le apasione del todo. Sigue a la mujer en dirección a los congelados pensando en las mil y una maneras (mucho más entretenidas) de pasar una tarde de sábado.
Lanza un suspiro al tiempo que su abuela comienza a decir algo sobre cómo eran las cosas cuando ella era joven, bonita forma de pasar un sábado.
.-.-.-.-.
-¿A qué diablos hemos venido aquí?- pregunta Charles Burnett mirando alrededor mientras los seis chicos entran al supermercado.
-Melanie necesitaba un par de cosas para la cena- le responde fríamente Caroline Matthwes poniendo los ojos en blanco.
-¿Vamos a cenar en lo de Melanie?- pregunta entonces el rubio, de forma (aunque parece difícil de creer) completamente casual e inocente
-Vamos me suena a manada Burnett- contesta secamente la pelirroja dejando en claro que el no forma parte de la lista de invitados-
-Lo… siento- El chico esboza una ligera mueca dolida.
-Puedes venir si quieres- a su derecha, Charles se encuentra con la sonrisa de Melanie Shaw- Solo tengo que comprar un poco mas de harina y huevo – esto último lo murmura, como hablando consigo misma.
Charles recompone su sonrisa, que de un momento a otro se convierte en una sonrisa burlona antes de decir- Hey, ¿No es David ese que lleva puestas las trusas de Superman?
Y todos los presentes sin excepción miran en la dirección que indica el rubio para después estallar en carcajadas.
-.-.-.-.
-¡Abuela!
-Quédate quieto David Alán Powell- lo interrumpe su abuela con tono severo- Estoy tratando de encontrar tu talla
-¡Pero abuela!- Dice casi a gritos David Powell tratando de liberarse de la ropa interior de niño con estampados de Super-man que su abuela le ha hecho usar-¡Tengo diecisiete! ¡Ya no uso ropa interior de niño!-
Y como si la situación necesitara ponerse aun más ridícula, en ese momento David puede escuchar claramente un coro de risas, espantosamente familiares; horrorizado se da media vuelta para encontrarse nada más y nada menos que con los seis integrantes del cuadro de honor del colegio Jean Dubuis, sus queridos compañeros de escuela.
Resistiendo apenas el impulso de correr a esconderse tras de su abuela, y sacando valor de lo más profundo de si (como hacen los hombres que ya no usan ropa interior de Super-man), David chasque la lengua y termina de quitarse las trusas que llevaba puestas por encima de los pantalones (y que en realidad no habían llegado más arriba de las rodillas, pues eran talla 6-8) y fulminar con la mirada a su grupo de amigos, que aun se retuercen en el suelo de la risa.
-¡Vamos! No ha sido tan gracioso-
-¡Tío!- le dice Anthony Cain sin poder levantarse del suelo, aun riendo-¡No tienes idea de lo gracioso que ha sido!- y vuelve a estallar en carcajadas, sosteniéndose el estomago que le duele ya de tanto reír.

-¿Qué están haciendo ustedes aquí?-
-Hemos venido por unas cosas para la cena- responde Melanie, conteniendo apenas una carcajada
-¿Cómo? ¿Van a cenar todos juntos?- la chica asiente
-¿Quieres venir también?- después de pensárselo un momento se encoge de hombros y asiente, cualquier cosa que Melanie Shaw cocine segura valdrá la pena todos los comentarios y burlas sobre su escena con la ropa interior- Vale- continua la chica- solo necesito ir por algo de harina, mantequilla, pasta y…. unos huevos- y echa a andar seguida por el resto de los chicos que una intentan recomponerse de su ataque de risa, David camina junto a Melanie, tratando de alejarse lo más posible de su abuela.
-¿Qué pasa David? ¿Vienes con nosotros? ¿Ya acabaste de elegir tu ropa interior o todavía no te has probado la que tiene dibujitos de Bat-man?- Todos vuelven a reír antes el comentario de su rubio amigo.
El moreno lanza un bufido enviándole a Charles Burnett y posteriormente a  su abuela una mirada de puro rencor, mas la anciana ni siquiera lo nota, está demasiado ensimismada intentando encontrar unos calzoncillos que le queden bien a su nieto.
.-.-.-.-.-.-
Charles lanza un bostezo recargándose en el estante de pan- harina de maíz, son kilos, listo- a sus espaldas se puede escuchar la voz de Melanie, revisando su lista de ingredientes y a David tarareando una canción de rap, de esas que le dan dolor de cabeza. Voltea ligeramente a la derecha para encontrarse con una figura bastante familiar, una chica morena y alta, bastante guapa, de ojos verdes y cabello corto.
-¿Britney?- La chica voltea casi al instante al escuchar aquella voz tan conocida- ¡Pero si eres tú!- continua el chico sin darse cuenta del lio en el que está a punto de meterse.
-¿Charles? ¿Charles Burnett?- La chica parece confundida al principio, pero poco a poco deja atrás ese gesto de inocente confusión por uno más serio y hasta cierto punto amenazador.
-¡Sí!- Charles sin embargo no parece notarlo y continua hablando como un idiota- Mira, que no te he visto desde hace… ¿Un año? Seis meses por lo menos. Desde ese día en que…
-¿Me invitaste a cenar, me dejaste plantada, me humillaste públicamente y después terminaste conmigo por teléfono?- solo entonces se da cuenta de que la chica no tiene una expresión muy amigable.
Charles lanza entonces una risita nerviosa al tiempo que comienza a retroceder por el pasillo.
-Oh vamos linda- dice tratando de componer una de sus sonrisas encantadoras- No fue tan malo…- puede ver como la chica a sacado de su carrito de compras un enorme salami y ahora lo blande en el aire de forma amenazadora- Yo no te humille- trata de disculparse Charles- Al menos no públicamente… no tanto.
Respuesta equivocada.
Ambos se echan a correr comenzando una carrera a través del supermercado al más puro estilo de Tom&Jerry, y Charles considera por primera vez en su vida que terminar por teléfono a sus conquistas tal vez no sea tan buena idea.
.-.-.-.-.
-¿Qué diablos ha sido eso?- pregunta David mirando al final del pasillo, por donde Charles recién salió corriendo, perseguido por la chica morena del salami.
-Creo- dice Angelique, y todos le prestan atención porque es la primera vez que se digna a abrir la boca en todo el día- que la chica intenta golpearlo con esa barra de salami.
Todos asienten
-Pero ¿Por qué?- Esta vez el curioso es Anthony, a quien (aunque apenas ha visto el final de la escena) parece darle bastante curiosidad el asunto (y bastante gracia también).
-No tengo ni idea- le responde Caroline- Pero espero que lo atrape- y lanza una risita baja.
-.-.-.-.
-Hey- interrumpe Melanie- ¿alguien puede acompañarme por algo de mantequilla?
Anthony Cain mira a su alrededor: Caroline no ha prestado atención, pues se encuentra gritando indignada algo sobre el alto precio del pan hoy en día. David parece al borde del colapso, mientras le pregunta a un mejer con delantal si ha visto a su abuela. Angelique por el contrario permanece inmutable mientras un chico pelirrojo (al parecer empleado del supermercado) intenta coquetearle. Y su mejor amiga, que se encuentra en medio de una apasionante charla con una botella de salsa de tomate.
-Yo voy- se ofrece encogiéndose de hombros- ¡Jess!- llama a la rubia, que parece algo molesta de que hayan interrumpido su conversación con dicho condimento- Voy con Mel por la mantequilla, ¿Vienes?- La chica niega lentamente con la cabeza para luego volver a dirigirse a la botella y su contenido rojo sabor tomate.  Anthony frunce un momento el ceño, no le va nada bien dejar a Jess sola de ese modo- Chicos, ¿pueden cuidar de Jess por un momento? Gracias
Y mientras Anthony y Melanie se alejan con destino a la sección de lácteos, Caroline Matthews alzando de repente la voz comienza a llamar la atención de las amas de casa, hombres veinteañeros, viejecitas y retirados, con un discurso conmovedor sobre el derecho del pueblo y los altos precios, armando otra de sus ya tan comunes revoluciones, motines y revueltas sociales.
.-.-.-.-.-.
-…Tiene el cabello cano y mide algo así como un metro y medio- El hombre niega con la cabeza “lo siento chico, no la he visto por aquí”, David esta oficialmente sufriendo un ataque de pánico
¿La razón?
No está muy seguro, podría ser que no tiene idea de donde se encuentra su abuela, o el hecho de que si sus padres se enteran que la ha dejado ir sola por ahí lo matarán, que quizá la mujer ya se haya marchado y lo haya dejado en el supermercado a su suerte, o que a la anciana podría darle un ataque si va camino a casa y a medio trayecto se da cuenta que ha dejado a su nieto en la tienda.
-Disculpe, ¿Ha visto a una mujer de unos noventa años, con el cabello cano y metro y medio de estatura?- al principio la mujer lo ha visto casi con miedo (quizá por su atuendo de pandillero con todo y los pantalones llenos de agujeros) pero ahora niega con la cabeza y se va sin decir palabra.
¿Dónde demonios pudo haberse metido su abuela?
.-.-.-.-.-.
Demasiado ruido
“Estos precios escandalosos son una estafa”
Mucho Ruido
“¿Abuela? ¿Puedes oírme?
Ruido
“¡Cretino! Te romperé el cuello Burnett”
Ruido
“¡Seguiremos bajo este régimen!… ¡Mary, la vecina de la esposa del carnicero me dijo que!… ¡Abuela háblame!…. ¡Mi esposa está molesta por lo del perro mascota de su madre!… ¡Vuelve acá idiota!…. ¡Mamá! ¡Liz  me ha llamado tonta!”
Jessica comienza a hiperventilar. Al principio de forma lenta y casi imperceptible, pero después mas audible e intensa, hasta que se tira al suelo hiperventilando y gimiendo en posición fetal.
Ya ni siquiera puede escuchar lo que dice Philip (como ha llamado a la botella de salsa de tomate con la que estaba hablando hace un momento).
¿Donde está Tony?
-¿Tony? ¿Tony? ¡Tony! ¡¡TONY!!
Pero Tony no responde… no está.
-¿Jess?- esa es una voz que conoce, pero no logra identificar… Angelique esta levemente inclinada sobre ella, trata de ayudarla a levantarse- ¿estás bien? Pero Jessica la mira aterrada
-Los duendes- susurra levemente, pero después comienza a gritarlo- ¡LOS DUENDES! ¡LOS DUENDES!- y sale corriendo despavorida, tratando de ahuyentar a los duendes en el camino.
.-.-.-.-.-.-.
-¿Mantequilla o margarina? ¿Esta es margarina? ¿Qué dice aquí? ¿Sin gluten?
Anthony está a punto de perder los pocos nervios que le quedan, lleva por lo menos quince minutos y no parece que vayan a terminar pronto con eso de la mantequilla.
¿Quién se demora tanto comprando mantequilla?
Hasta ese día Tony ni siquiera sabía que hubiera tantos tipos de mantequilla; pero al parecer Melanie no solo estaba enterada, parecía demasiado consiente e interesada al respecto.
Que si mantequilla o margarina, con sal o sin sal, de dieta o natural… etc.
Como si no estuviera lo suficientemente nervioso la chica parecía estar tardando más de la cuenta a propósito, a Tony no le gustaba dejar a Jessica sola por más de diez minutos, por alguna razón siempre que se demoraba mas terminaba pasando algo malo. Miro de nuevo su reloj tratando de no pensar ¿Qué era lo peor que podía pasar?
-Tony- El castaño se da la vuela ligeramente sorprendido de encontrarse con Angie- Creo que deberías… volver- por la forma en la que hablaba la chica, Tony no puede más que esperar lo peor, pues aunque es cierto que no parece demasiado alterada (y de hecho apenas se alcanza a distinguir un poco de emoción en su voz) el solo hecho de que Angelique hable (mas aun con aunque fuera el mínimo de expresión en sus palabras) ya significa que algo considerablemente importante ha pasado.
Anthony entra en pánico.
-¿Dónde está?-
Angie se encoge de hombros para dar a entender que no lo sabe.
-Parecía bastante alterada, intente hablar con ella, pero ha salido corriendo- y sin más indicaciones que las palabras de la chica Anthony Cain sale corriendo, rezando por que nadie salga herido.
.-.-.-.
-Disculpa- dice el chico pelirrojo, el dependiente del supermercado-¿Necesitas ayuda?-
Jessica ni siquiera lo mira.
Se cubre los oídos con las manos hiperventilando ruidosamente, el chico parece sinceramente preocupado.
-Hey ¿Necesitas ayuda?- se agacha para quedar a la altura de la chica, que está sentada en una esquina, rodeado por una colección bastante curiosa de artículos (desde un colador de cocina y unos cuantos botes de mayonesa, hasta una figura de acción de HULK y un cochecito de bebe tamaño escala) -¿Estás bien?
Pero la chica no responde.
-Oye- le toca apenas el hombro y la chica finalmente lo mira, con una expresión de pánico realmente alarmante y tras susurrar algo sobre una invasión y llamarlo a él duende, comienza a gritar, llamando la atención.
El pobre chico mira alrededor, apenado y desesperado, en busca de algo de ayuda; justo a tiempo para ver como Anthony  Cain se acerca corriendo a toda velocidad en su dirección.
-Jessica- llama el castaño una vez que llega al final del pasillo, frente a la chica y junto al joven pelirrojo, se detiene un momento para recuperar el aliento.
-¿La conoces?- Anthony asiente con la cabeza antes de arrodillarse frente a la rubia.
-¿Jess?-
-¡Tony!- su mejor amiga parece aliviada de verlo- Los duendes volvieron- le revela en tono confidencial, aterrada. El chico asiente.
-Lo sé, los he visto- asiente Tony en el mismo tono serio, frente a la mirada atónita e incrédula del dependiente pelirrojo del supermercado- debemos irnos ya, antes que nos encuentren- se levantan y solo entonces a Tony se le ocurre preguntar- Eh ¿Jess? ¿Para qué es todo eso? – y señala montón de objetos regados en el suelo alrededor de la chica.
-Es para nuestra protección- el chico alza una ceja
-¿Mayonesa?
-¡Claro! Todo el mundo sabe que los duendes se desintegran al entrar en contacto con la mayonesa, no se acercaran si llevamos esto con nosotros
-Ya- dice el Anthony asintiendo- ¿Pero qué hay de “El increíble HULK”? ¿Y el cochecito?
-El nos defenderá de los duendes, HULK ha sido por años su más grande archí-enemigo y preferirán retirarse antes que comenzar una batalla contra él, además…
Anthony Cain suspira resignado, tratando de contar mentalmente cuánto va a costarle toda esa mayonesa.
.-.-.-.
Los siete adolescente caminan por la calle rumbo a casa de su castaña amiga.
Melanie Shaw come una barra de chocolate mientras camina alegremente mientras, a su lado, David Powell camina cargando las bolsas llenas con los víveres que compro la chica para preparar la cena y trata (inútilmente) de entablar una conversación con Angelique Huges, quien se limita a mirarlo inexpresivamente cada vez que el moreno le dirige la palabra.
Charles Burnett, en cambio, no parece muy contento: lleva todo el rato refunfuñando y de vez en cuando se mira en el espejo retrovisor de algún auto estacionado, frunciendo de nuevo el ceño al ver el ojo morado (Charles no sabía que una barra de salami pudiera hacer tanto daño); además, no es como que Caroline Matthews sea de mucha ayuda, pues su discurso en contra de los empleados del supermercado  “prepotentes e irrespetuosos”  (por atreverse a sacarla de lugar a la fuerza de lugar y “negarle su derecho de expresión”) no hace más que empeorar el humor del rubio.
Anthony Cain no está de mejor humor, pues no solo ha gastado toda la plata que tenía en Mayonesa y figuras de acción, sino que ha tenido que cargar tanto las bolsas del supermercado (llenas con el kit anti-duendes de Jessica) como las bolsas de compras de las chicas, y esta mas que agotado; pero aun así sonríe cuando ve Jessica Schmidt  hablando con su nueva figura de acción de HULK, y cuando Jess le dice al hombre verde que Tony la ha salvado de los duendes de nuevo, Tony se siente como un verdadero héroe y recupera su buen humor.
Entonces Melanie se detiene súbitamente, haciendo que todos los chicos la miren con curiosidad y, tras un momento de reflexión dice:
-David ¿Lograste encontrar a tu abuela después de todo?
El moreno pone  cara de espanto.
-¡Joder! Sabía que me había olvidado de algo.
-.-.-.-.
-Mira muchacho, creo que al fin logré encontrar unos de tu talla- dice la anciana levantando los enormes calzoncillos amarillos con aire victorioso- ¿David? David ¿Dónde estás?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Screaming

Grita, grita fuerte, hasta que te duela el pecho, hasta que te quedes sin voz (que no haga falta hablar nunca más).
Grita, como si se te fuera la vida en ello, grita, que no se oiga nada más que tu voz y tal vez algún día podamos reírnos de todo esto (o hacer como que nunca pasó).
No te calles, aun cuando te diga que lo hagas, porque no lo digo en serio (jamás voy en serio cuando hablo contigo)
Tu… ¿Recuerdas que te lo advertí? (en el fondo sé que es una pregunta estúpida) responde (no, cállate) ¿Te acuerdas?
Ella (una muñeca de trapo) ella (una mentira, nada mas) su voz (como canto de sirena) su risa (como agujas en la garganta) su piel (como de papel) y sus ojos (tal vez era demasiado para ti).
¿Ahora lo recuerdas? El agua caliente, las risas y los juegos de palabras (a final eso fue l que te hizo caer) toxica puede ser la palabra.
Ahora grita.
Grita para olvidarlo todo, grita hasta volverte loco (o volverme loca a mí), grita aunque te cueste trabajo respirar, grita y no pares de gritar.
Y sigue gritando, aun después que la dejes atrás, aun después de haberlo olvidado todo


domingo, 13 de noviembre de 2011

Your Fault

No es su culpa (ellos no saben)
Te arrastran, te llevan lejos, hasta que es demasiado tarde para volver atrás (estás atrapada)
Tienes miedo (estas aterrada) porque sabes lo que viene después, tienes miedo a hundirte a no poder salir (El miedo mismo te aplasta).
Tratas de huir, pero no te quedan fuerzas. Tratas de pelear, pero no puedes ni mantenerte en pie. Te esfuerzas, pero simplemente no puedes mas (te pierdes a ti misma en el proceso)
Mírate ahora, no eres más que lo que queda de ti (si es que acaso queda algo) no llegas a ser ni siquiera la sombra de lo que fuiste antes.
Quizá, si te quedaran fuerzas para correr; Tal vez, si te quedara voz para gritar.
Pero no te queda nada (ríndete de una buena vez)
¿Cuando te aprenderás a aceptar la verdad?
Estas acabada.

La historia ya está contada

Ella tiene miedo (un miedo irracional y ridículo) un miedo que no se quita encendiendo la luz.
Ella tiene miedo (porque ella es la sombra, la sombra de un fantasma) y teme que los recuerdos la maten como hicieron antes.
Ella tiene miedo (y es un miedo difícil de entender) porque la historia ya está contada y no tiene un final feliz.
El libro está roto (lleno de lagrimas y pesadillas) las paginas están por toda la habitación y la obligan a aceptarlo; aquella es su historia (solo que con otro nombre y otra canción) y su historia ya ha sido escrita antes, el final está ahí (escrito en tinta negra sobre las paginas amarillentas).
Aunque tal vez lo que más teme es no poder hacer nada (o que sea demasiado tarde) porque a estas alturas ella está en la última página.
Lo sabía, jamás debió abrir ese libro, jamás debió leer su historia, jamás debió llegar al final porque ahora tiene miedo (porque sabe que ha llegado al final, y el final no le gusta)
-Porque la muerte nunca es algo fácil de aceptar para alguien que la espera-

Blond


Cuando la miras a los ojos lo sabes (a la perfección) ha estado sola, ha estado jugando (sucio) ruleta rusa. Cuando pronuncia tu nombre, te marea (te confunde) y te pierdes entre los bordes de sus palabras que parecen (cargadas) ridículas; palabras que se pronuncian en silencio (no puedes entender lo que dice)
Te asusta y fascina porque es tan ligerea (y tan pesada) que parece irreal. Te gusta su piel suave, su lengua áspera y sus labios rojos, rojo cereza (cereza) cereza. Su voz (como un eco) y su risa como el cristal que aprieta entre sus manos, que se llena de sangre (su sangre) la tuya.
Tal vez sería mejor irte (huye, escapa) olvidarla (imposible, absurdo).
Demasiado alcohol y desesperación (sombras, fantasmas). Las sobras de una ilusión ¿La ilusión de quien? Suya no, tuya tampoco (no eres tu ¿soy yo?) pero creo (tú lo sabes) que es demasiado tarde, ya déjalo (es el final) ya no te esfuerces, no lo vale (TU no lo vales cariño). ¿No te lo advertí? (No, no lo hiciste, no juegues) tu eres el que quiere dejarse de farsas (muérdete la lengua) lo aclaramos desde el principio: esta no es una historia de amor, esto es una farsa (a medias) porque yo no soy ella, tu lo dijiste (eso ya lo sabía) ¿Lo supiste desde el principio ¿no? (ríete, vamos, ríete)
Ella...
Es una muñeca, una asesina, un espejismo

Did you miss me while you were looking for yourself outhere?

Lucía diferente, ahora parecía más ligera, como si flotara, como si no tocara el suelo al caminar; más brillante, como si la luz bailara sobre su piel, tiñendo de colores su silueta. Más feliz, radiante, tranquila… como si danzara, siguiendo una melodía que yo no podía siquiera escuchar.
El día que toco a mí puerta era un día nublado y frio de mediados de noviembre, hacia más de dos años que la había visto por última vez, cruzando esa misma puerta, pero en dirección opuesta, hacia más de dos años que se había marchado, dejándome sin más despedida que un “hasta luego”.
Habían pasado más de dos años y yo llegue a creer que la había olvidado… que idiota había sido.
Ahora que había vuelto parecía distinta, fantástica, como si fuera parte de un sueño, (un sueño más sobre ella, como tantos otros)… aun mejor, porque era real.
Ahora que había vuelto era más ella y menos tú; actuaba como verano y caminaba como lluvia, Escuchaba como primavera, hablaba como junio.
Volvió, me dijo que había vuelto por su disco de los Beatles, por sus viejos pendientes y la fotografía de su madre, (pero no me dijo que había venido por mí y aunque era evidente yo no me di cuenta) y tomo su disco, su fotografía y sus pendientes… pero no se marcho, se quedo, tal como yo quería que lo hiciera.
A donde fuiste Cassie? ¿A dónde fuiste cuando me dejaste solo, extrañándote? ¿Valió la pena el viaje? Si me dices que si te creeré y no volveré a creer que me abandonaste.
¿Te llenaste la cabeza de sueños y los ojos de estrellas?
 ¿Hablaste con el sol?... ¿y con la luna? ¿Hablaron de arte y de películas viejas? ¿Le preguntaste por mi? ¿Te dijo lo mucho que te pareces a ella?
Dime si viste tu reflejo sobre el cristal y  te diste cuenta que esa no eras tú… si fuiste a buscarte.
Dime si miraste el cielo lleno de luces y te preguntaste porque brillaba, si descubriste que lo hace brillar.
Dime Cassie… ¿Te enamoraste de una estrella fugaz? Una cuyo brillo fue demasiado breve… ¿Lloraste cuando desapareció su brillo del cielo? ¿Fuiste a buscarla?... ¿La encontraste?
Dime, linda, si hablaste con tu alma sentada sobre la hierba, sobre la mesa de la cocina, sobre una estrella; dime lo que te dijo, quiero escucharlo.
Dime si escuchaste historias: sobre amores, sobre héroes y batallas, sobre hombres como yo, sobre chicas como tú.
Cuéntame de nuevo la historia de aquel hombre que tenia tanto miedo a volar que nunca aterrizó…
Acaso el viento te voló el cabello y se llevo tus lagrimas? ¿Tuviste la oportunidad de ver bailar a las estrellas en el cielo, las burbujas bajo el agua, tu reflejo en el espejo?
¿Tus sueños te volaron la cabeza, linda? ¿Los cumpliste todos?
Cuéntamelo todo: ¿A quién conociste, que viste? ¿Reíste, lloraste?... ¿Te acordaste de mi?
Háblame de cuando te equivocaste, cuando te quedaste sola, cuando estabas más cerca de ti y cuando te volviste a perder.
Dime Cassie… si fue todo lo que esperabas, ¿Encontraste lo que buscabas?
Y… dime… ¿Me extrañaste mientras estabas allí afuera… buscándote a ti misma?

It hurts a lot to fall for someone who is falling so hard for someone else*

Tu y yo no somos almas gemelas, no eres el amor de mi vida y yo no soy el tuyo; no me malinterpretes linda, te quiero, pero no en la forma en que la quiero a ella, como tú no me quieres de la misma forma que a él, no en la forma en que me hubiera gustado que ella me quisiera.
Yo pude haberme enamorado de ti, de no haber sido por ella, y estoy seguro que tú hubieses podido quererme si nunca lo hubieses conocido; pero las cosas han pasado de este modo y como siempre tú y yo no podemos hacer nada más que fingir que estamos bien con ello, ¿Cuándo terminaremos con este juego enfermizo? ¿Cuándo dejaremos de mentirnos a nosotros mismos?
Llevo tanto tiempo mintiendo que ya no puedo distinguir la verdad de la mentira, lo único que sé es que yo la quiero, más de lo que te quiero a ti, más de lo que podría quererte jamás, más de lo que podría llegar a querer a cualquier otra persona… Pero ella no siente nada por mí, al menos  nada más que lástima.
¿Cómo fuimos a caer en esto? ¿Cómo pudimos enamorarnos de este modo? Aun sabiendo en que nos metíamos… Porque yo sabía, desde el principio, que ella era una zorra y tu sabias que él era un patán. Pero así ha terminado todo, y como siempre tú y yo no hemos hecho más que quedarnos a mirar cómo nos deshacen pedazo a pedazo. ¿Cuándo dejaremos atrás esta farsa? ¿Cuándo nos daremos cuenta de los estúpidos que fuimos?
Quizá jamás, quizá nunca entenderemos, tal vez nunca haremos las cosas bien…
Tu y yo, muñeca, no somos el uno para el otro, somos las partes rotas, perdidas, aquellas que quedaron sin par; como dos piezas del rompecabezas que no encajan, dos piezas que hay que hacer encajar a la fuerza y que se maltrata, se rompen en el proceso; por eso, nena, tu y yo estamos tan rotos.
Pero ¿Sabes? A estas alturas ya he aprendido a lidiar con ello.