viernes, 26 de junio de 2015

Don’t stop now


Aun ahora, bajo las luces titilantes de la ciudad, sentado a su lado en el pavimento húmedo y frío, recordaba perfectamente el día en que se habían conocido.
Ella sacó de su chaqueta un cigarrillo sin filtro, igual que había hecho aquella noche, frente a la estación de autobuses.

Se detuvo frente a la puerta, con el boleto de abordaje en la mano sudorosa, se repitió que esta vez iba en serio, que esta vez iba a subir al autobús, no como aquellas otras tantas veces.

Él intentó inútilmente encenderlo con una cerilla demasiado húmeda por la lluvia y el sudor de sus manos.

-¿Estás esperando algo?- alzó la mirada para encontrarse con una sonrisa sarcástica y un cigarrillo sin filtro- ¿O a alguien?

Incluso ahí -temblando de frío, sin nada más que un paquete de cigarrillos, una caja de cerillas húmedas y treinta y dos dólares en el bolsillo- podía jurar que nunca había sido más feliz.

Se preguntó que estaba haciendo, como todas las otras veces. Se preguntó si era una tontería o el principio de la vida que siempre había esperado vivir.

Toda su vida había estado esperando por una oportunidad para escapar, una salida, un subterfugio.
Ella le había dado la excusa perfecta.

Por un momento no supo que decir. Finalmente se encogió de hombros, desviando la mirada de aquellos ojos verdes que lo retaban a dar el salto.
-¿Tu?..-

Una noche sin luna ni estrellas dejaba las calles de Londres desprovistas de su encanto habitual, no había refugio en la ciudad para una pareja de enamorados.
Estaba bien, después de todo, nadie había dicho que ellos lo fueran.

-Si- respondió ella - pero todavía no estoy segura de que seas tú.

Después recordaría esa noche como la primera de muchas.

Recordaba el frío, el sonido de los autobuses. Recordaba el vacío en su estomago y a si mismo preguntándose si esta vez se atrevería
Recordó la voz de su padre, como todas las otras veces… “Tómatelo con calma, chico”
Bueno, pues ya no quería tomárselo con calma.
Nunca más.

En la ciudad no se escuchaba nada más que el sonido de sus risas ahogadas y el leve goteo de la lluvia. Bajo la luz del faro solo sus sombras perturbaban la paz de la calle vacía.

-Tal vez soy yo- una sonrisa torcida se asomó en su rostro pálido, aún con el cigarrillo encendido y el cabello castaño revuelto.

Estaba ahí, aunque fuera por esa noche, había dado el paso, aunque aun no sabía exactamente hacia dónde.
Pero no importaba.
No iba a detenerse ahora.

**

Nota a mi misma: 

Aquí estoy de nuevo, haciendo mi intento anual por revivir este blog.
Estas vacaciones he estado tratando de hacer esta, hemm, serie de retos semanales con una amiga (Tratamos de hacer algo mínimamente productivo con nuestro tiempo libre. No siempre lo logramos, claro). Este fue mi reto de la semana pasada, basado en la canción del mismo nombre.
Para haberlo escrito en 20 minutos, en la madrugada de la fecha límite, no está del todo mal.. no del todo


sábado, 23 de febrero de 2013

The clock


[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 42 minutos.]
Tic-tac Tic-tac
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 43 minutos.]
Un minuto más sin ti.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 44 minutos.]
Un minuto más extrañándote desesperada e irracionalmente.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 45 minutos.]
¿No es absurdo que siga extrañándote después de tanto tiempo? ¿Qué todavía no pueda dejar de pensar en ti?
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 46 minutos.]
Debería dejarlo de una maldita vez. Dejar de contar cada día que no estas, cada minuto que me haces falta.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 47 minutos.]
Pero no puedo, no puedo dejarlo… no puedo dejarte.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 48 minutos.]
Quizá me he vuelto loco.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 49 minutos.]
Tal vez he perdí la razón.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 50 minutos.]
Puede ser que te haya querido demasiado.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 51 minutos.]
Que aun te quiera demasiado.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 52 minutos.]
Pero lo cierto es que no puedo dejarlo.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 53 minutos.]
Y si, tal vez sea porque me he vuelto loco, porque te extraño, te necesito.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 54 minutos.]
O, quizá solamente necesite aferrarme a algo.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 55 minutos.]
Aferrarme a cada minuto que he pasado sin ti, cada día extrañándote.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 56 minutos.]
Solo para recordarte.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 57 minutos.]
Para probarme a mi mismo que fuiste real.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 58 minutos.]
Que no fuiste solo un sueño, una ilusión, un espejismo.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 19 horas, 59 minutos.]
Quizá lo hago porque, aunque duele pensar que ya no estas conmigo.
[2 años, 7 meses, 1 semana, 4 días, 20 horas, 0 minutos.]
Duele más imaginar que nunca lo estuviste.





So long soldier


Si lo vieras no te darías cuenta.
Si solo lo miraras no verías nada más que un chico de aspecto desgarbado y sonrisa nerviosa.
A simple vista no encontrarías nada fuera de lo común.
Darrell es solo un chico.
Sin embargo, si miraras un poco más allá, si lo observaras con un poco de atención comenzarías a notar ciertas cosas. Como que tiene la mirada perdida, o ese curioso y recurrente temblor de manos.
Quizá si lo miraras de nuevo empezarías a darte cuenta que Darrell tiene un problema.
Si, Darrell es solo un chico, pero no es como cualquier otro chico.
Sin embargo, tendrías que mirarlo a fondo, observar con demasiada atención para darte cuenta.
Habría que reparar en cada detalle:
En esa forma precipitada que tiene de hablar, soltando palabras al azar sin siquiera estar seguro de lo que intenta decir. En esa curiosa manía que tiene de revolverse el cabello, en la forma en que su sonrisa se curva ligeramente a la izquierda y en esa extraña costumbre de perder el hilo de la conversación, como si algo dentro de su cabeza lo mantuviera demasiado absorto; en todas y cada una de esas pinceladas para comenzar a atar cabos.
Quizá, y solo quizá entonces comenzarías a comprender.
Que, sí, Darrell puede ser solo un chico pero está lejos de ser un chico común y corriente.
Y, tal vez, aún después de haber llegado tan lejos no sepas entender; puede que no te parezca más que una oveja descarriada o una manzana podrida.
Porque tendrías que aprender a ver más allá, mucho más allá.
Tendrías que notar demasiadas cosas para darte cuenta que el verdadero problema de Darrell es mucho más que un montón de pastillas y una que otra pesadilla.
Que el verdadero problema de Darrell, es que tiene el corazón roto.


viernes, 10 de febrero de 2012

Nothing siut me like a suit

La chica alza una ceja.
Detrás de ella, Catee trata inútilmente de resolver una ecuación y Eddie parece a punto de quedarse  dormido sobre su escritorio.
El moreno avanza tranquilamente por el pasillo, con paso ligero y una enorme sonrisa.
La pequeña ceja castaña de Anna se eleva un poco más, mientras Caleb se acerca a sentarse en su puesto acostumbrado, al fondo de la sala.
El se sienta. Ella lo mira. Silencio.
-¿Vas a decirme de una vez de qué va esto?-
-Seguro- Caleb se encoge de hombros- En cuanto me digas que quieres decir con “esto”
En vez de eso la chica le mira de pies a cabeza.
-¿Perdiste una apuesta?-
-En serio- ahora es él quien la mira con una ceja alzada- No tengo idea de que me estás hablando
-Caleb-  dice la castaña- tienes puesto un traje.
Y es cierto, el día de hoy el moreno lleva puesto un elegante traje negro (camisa y corbata incluidas) en vez de su habitual atuendo de vago adolescente.
-Si ¿Y?-
-¿Y?- Responde la chica ligeramente histérica- ¿Por qué tienes puesto un traje?
-Fácil- dice él, como si fuese lo más obvio del mundo- todo es siempre mejor cuando uno lleva puesto un traje.
Y Anna lo tiene claro; con amigos como esos va a necesitar un psiquiatra antes de terminar la preparatoria.
-.-.-
Inspirado en algo que me paso hoy :D Tengo amigos muy raros.
xDD  You know zombie-man

lunes, 6 de febrero de 2012

Arder de miedo

Te sientes perdido
Estas perdido.
Y es peor que todas tus pesadillas juntas, porque esta vez es real, porque esta vez no está ella ahí para calmarte.
Alrededor todo esta oscuro, apenas puedes verte las palmas de las manos y no sabes donde estas pero quieres salir de ahí; salir de la oscuridad y volver a la luz cálida del fuego, un fuego que no quema, pero hace cosquillas en la boca del estomago y siempre consigue hacerte sentir mas seguro, ese fuego.
Su fuego.
Quieres huir, huir de aquellos gritos aterradores que no se detienen (ya ni siquiera te detienes a pensar a quien estarán torturando ahora, por tu culpa) quieres huir de ese ruido; escucharla cantar de nuevo y que todos los demás ruidos pararan ante el sonido de su voz, como lo hacían los pajarillos.
Sabes que ella esta ahí afuera, que has logrado tu propósito,  que esa a salvo y tienes la esperanza de que esté esperando por ti.
También sabes que es fuerte, lo suficiente fuerte para seguir sin ti; aunque tú mismo no esté seguro de poder seguir sin ella.
¿Dónde esta?
¿Dónde estas tu?
Es increíble que no logres verla, aun cuando la tienes justo frente a tus ojos, con los brazos abiertos. Es increíble que no logres sentir su proximidad, aun cuando ahora mismo la estés sujetando. Y es increíble que no logres oír los latidos de su corazón, como antes, aunque estés tan cerca.
Abre los ojos
Pero no puedes, sigues atrapado dentro de aquella oscuridad, frio, asustado, perdido, solo.
Sigues atrapado dentro de aquella persona que solías ser tú, pero que ahora es solo aquel monstro en el que te han convertido, sin saber como salir, sin si quiera darte cuenta.